A medida que han surgido los láseres de fibra de alta potencia, la tecnología de las tapas ha avanzado.

La densidad de energía en el extremo de salida de un láser de fibra puede ser extremadamente alta. Mediante el uso de un endcap, se puede permitir que la energía de alta densidad se desvíe de forma controlada. A medida que la luz emerge, se reenfoca sobre la superficie de trabajo con una óptica de espacio libre. Sin embargo, el diámetro de la tapa puede ser de 4 a 8 veces mayor que la salida real de la fibra del láser. Esto supone un reto para algunos métodos de calentamiento utilizados para fusionar la fibra con la tapa.

Al utilizar un láser de CO2 como fuente de calor, el láser de CO2 funciona mediante la absorción de fotones en la sílice, que se calienta proporcionalmente en función de la superficie y la masa térmica del objeto que se calienta. Dado que la tapa del extremo tiene una masa térmica mucho mayor que la fibra más pequeña conectada a ella, las dos fibras se calientan aproximadamente a la misma velocidad cuando se exponen a la energía del láser de CO2.

Por lo tanto, los láseres de CO2 proporcionan la tecnología de empalme más fiable.